He estado pensando mucho estas frases. La primera no admite su contraria (escribo, luego vivo). Es por lo que estoy viva y participo en el mundo, por lo que escribo. Porque me hago preguntas; porque intento ponerme en la piel de los demás, para comprenderme, aunque a veces en ese ejercicio haya perdido mi brújula. No soy una mente analítica ni fría, ni calculadora..por lo que a veces mis argumentaciones, tienen tantos puntos de vista, que es difícil saber qué digo (un ejemplo claro de pura contradicción), como me decía un amigo: hay muchas Evas en ti, y no seré yo quien le quite la razón. Al escribir, no busco la adulación, aunque me entusiasme; no busco la fama, aunque la anhele (me encanta esta palabra); no busco el éxito, por que lo tengo, pequeño eso sí; solo busco el placer de plasmar mis posibles vidas y las vidas de aquellos que conozco o desconozco.
Y la segunda, como dice el dicho, es una verdad como un templo. Me encanta, su estilo, su imaginación desbordante, la capacidad de encontrar metáforas y símiles en los sitios más insospechados. A veces, juego a ser él, y es francamente divertido.
Toparse con un cartel como el de la foto, hace que se disparen todas las alarmas, y lo que era una visita turística, se convirtió en un templo atacado por psicópatas urbanos; jugando al rol entre sus muros, atajando sin descanso de calle a calle, situando en una el cielo, en otra el infierno y en el mismo centro de la iglesia su particular purgatorio; donde juegan a marcar viejas con tiza, para luego contar según la salida que tomen, las buenas y las malas viejas y determinar el vencedor de la partida.
O si no, el fiel, la frase de orar en silencio y se pone en medio de la capilla del santo correspondiente, a darse golpes en el pecho, a hablar tan alto como se lo permiten sus pulmones, a quebrarse en señal de fé, ante su santo de yeso y plástico fino. Y ¿Quién respeta de verdad? ¿El que habla para toda la corte celestial? O ¿el que en silencio, visita la iglesia, intentando amortiguar el ruido de sus zapatos?
Y para rematar, leo la última frase, e imagino que el templo que visito está erigido en honor a San Broker, acaso ¿es imprescindible tener más de dos teléfonos móviles para asistir a su culto? ¿Si te dejas uno en casa, ya no puedes entrar? ¿Tendrá el santo suficiente cobertura para todos?