jueves, 3 de enero de 2019

TU NOMBRE



TU NOMBRE
¡Estaba pletórica! Hacía tres semanas que Frank me había pedido que me casará con él ¡ No me lo podía creer! Con lo reacio y soso que es. Le besé con tanta intensidad que luego tuve agujetas en los labios
-Anna, mujer, quieta, que me vas a desgastar.
-Ay Frank, es que no sabes la ilusión que me hace… bueno si,  que he estado muy pesada en los últimos meses
- ¡Y te ha funcionado! Deja de besuquearme y vamos a brindar.
Así comenzaron para mí semanas llenas de preparativos. Quedé con mis amigas, con los amigos comunes, con los padres de Frank, con los míos, con las abuelas ¡claro! Visitamos restaurantes, salones de eventos, fincas a las afueras. ..Agencias de viajes y yo casi todas las tiendas de novias de Madrid para encontrar el vestido perfecto, por no hablar de todos los programas de la televisión americana que me ví.
-Frank, cariño ¿me oyes? ¿me estás escuchando? 
-Si amor- contestó automáticamente mientras seguía el balón con la mirada.
-¿Seguro?  A ver ¿dime lo que te ha dicho?
-Pues que necesitamos pedir nuestro certificado de nacimiento para el expediente matrimonial.
-Ah pues sí, sí, sí que me estás escuchando. Le dí un par de besos y añadí:- Para que luego digan que no podéis hacer dos cosas a la vez.
- Si, mañana lo pido. Y continuó viendo el fútbol.

Pasó una semana y Frank seguía dándome excusas para no solicitar su certificado. Cuando le volví al sacar el tema, lo primero que me dijo fue:
-Anna ¿y si no nos casamos?  Quiero decir…. ¿estamos bien así, ¿no? Hacemos la fiesta, el banquete, todo lo que tú quieras pero…
- ¿Qué?!! ¿Qué estás diciendo? Te estás agobiando ¿no? ¿es eso?.
Frank no contestó con claridad, me dio argumentos vacios, poco creíbles.. Así que decidí que prepararía el expediente por mi cuenta y haciéndole creer que los documentos que firmáramos en nuestra fiesta eran falsos. Me sentí la típica mujer perturbada de las películas de al mediodía en A3.  ¡Sabía que él quería casarse conmigo de todos modos!
   
Desde el inicio tuve problemas con su documentación. Con lo fácil que había sido conseguir mi empadronamiento y mi certificado de nacimiento, con él me estaba costando.
-Anna, me voy a la ducha
 -Vale, amor tranquilo, que no abro el grifo- sonreí maléficamente.
Salí cual ninja de debajo de la manta del sofá y busque su cartera, saqué el móvil e hice fotos de todos sus documentos oficiales. Ahora tenía el poder, la información que necesitaba. Volví al estado pre-ninja.

Estaba en shock. No paraba de revisar las fotos que había hecho. Todo lo que sabía de él era mentira. 
-¡Ay señor! ¿por qué me tiene que pasar esto, Manoli?. ¿Qué hago?- le decía a mi mejor amiga- ¿se lo digo?
-Seguro que tiene una explicación. Pide su certificado de nacimiento y saldrás de dudas- me contestó tranquilizando mi espíritu

Al día siguiente, llamé al ayuntamiento del pueblo donde había nacido el impostor. Quedé esa misma semana, con el Secretario judicial. Me recibió en su despacho.
-Dígame, en que le puedo ayudar
- Verá, tengo un disgusto muy grande, resulta que mi Frank, no se llama así y ya no sé si es un mentiroso de tomo y lomo o se ha cambiado de nombre.
Podía leer en la mirada del funcionario: asombro, una pizca de carcajada salvaje y otra de control facial. Ganó la firmeza  y me dijo:
-A ver, vayamos por partes … Dígame la fecha de nacimiento y déjeme ver los papeles que ha traído.
- 25/1/1980, al menos es la que pone en todos sus documentos.
El funcionario empezó a reírse, primero tímidamente, luego fue subiendo poco a poco la intensidad, hasta que las lágrimas hicieron su aparición. Estaba consternada.
-Pero oiga, ¿Qué le pasa? ¿Por qué se ríe? Necesito una explicación…
Cuando pudo articular palabra, me contó:
-Anna, no te preocupes por favor. Y te tuteo que vamos a ser primos políticos. Tranquila no es un impostor.   Manuel y yo, somos primos como te he dicho, nos llevamos un año. Cuando íbamos al colegio,  nos inventamos una canción para meternos con él, éramos un poco cabrones. Lo que me sorprende es que use el mote que le pusimos.
-A ver, a ver si lo he entendido. Resulta que mi Frank, no se llama así, si no Manuel y la razón es que le hicisteis una canción  en el  colegio? Pero ¿qué decía?   
-Espera que haga memoria. Ah! Si, ya , ya la tengo:

                                 Manuel corría como un rayo
Hasta que sus zapatos cambiaron
Ahora es Frankstein y
Sus botas pesan cien! Franskstein, Frankstein!

Llegué casa, le bese con intensidad y sólo puede decir:
-Amor. Ya tenemos fecha de la boda.


© Historias de Eva, S.L.
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