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jueves, 21 de abril de 2016

LA CONFESIÓN




Próxima estación Principio Pío, correspondencia con líneas seis, diez y Ramal Opera.

Sus neuronas procesaron sin error: «es la tercera vez que oímos el servicio de megafonía del metro». Una sinapsis más y añadieron: «llevamos cuarenta y cinco minutos parados en la misma estación. ¡Dioss!»

Ajeno a éstas, Don Gabriel se miraba las uñas, sorprendido del color azul que habían adquirido. Cuidadosamente se dedicó a limpiarlas, una a una, con un trozo de papel que enrolló a modo de bastoncillo, para acceder a todos sus rincones.

Pidió voluntariamente el traslado desde Plasencia, de eso hace seis meses. No podía soportar más la tensión de las últimas semanas en la Congregación. Ahora está en una pequeña parroquia de Carabanchel, Santa María Micaela se llama pertenece a un colegio. Don Gabriel sonríe de nuevo, los niños siempre le han gustado mucho.
El barrio también le agrada, hay mucho trajín a diario y eso le distrae. Se incorporó además, como profesor de religión en el instituto cercano y como son pocos los estudiantes que la eligen, no le quita demasiado tiempo.

Madrid en ocasiones le agobia: demasiado grande, demasiada gente, demasiados pecados … y en otras es capaz de disfrutarla, paseando por el domesticado Manzanares,  los jardines del Moro o tomando algo en el Café de Oriente, donde puede estar horas sentado en sus cómodas butacas y repasar sus escritos.

El único consuelo que tiene después de sentir que abandonaba a sus fieles con su marcha tan precipitada, es la escritura. Ha retomado sus clases. Asiste a un taller y redacta historias de niños felices.

La rutina de los días se impone y amortigua su secreto. Los lunes, visita a los enfermos y ancianos; los martes catequesis; los miércoles, un par de horas de clases de religión y descanso; los jueves después de orar en la cripta de la Catedral,  acude al taller literario; y los viernes, sábados y domingos con las misas de mañana y tarde, acaba su jornada laboral. Carabanchel es grande y las distancias entre sus feligreses se hacen largas para ir a pie. Al acabar el día está tan cansado que sólo puede dormir ¡cómo lo agradece! El resto de las horas no deja de recordar todo.


Cuando decidió ser cura lo hizo con la idea romántica de ser pastor y guiar al pueblo dándole a conocer la palabra de Jesús, al que cariñosamente llama EL JEFE. Lo que no sabía es que EL JEFE se lo iba a poner tan difícil. Pensaba que el cambio de destino le ayudaría, no viendo las caras de esos días conseguiría olvidarlas.

¿Por qué tuvo que ofrecerse voluntario al Obispo aquella mañana? ¿Por qué no se ocupó de dar consuelo a Doña María como todos los días? ¿Por qué no pidió silencio cuando contaba los detalles? ¿Por qué tuve que ser él? ¿Por qué tuvo que perdonarle? Cada vez que lo recuerda, aparece un dolor agudo en la boca del estómago, necesita vomitarlo.


Lleva varios días hablando con EL JEFE. No consigue  acallar su conciencia. Ha intentado distraerla. No hay manera, no puede.  ÉL sólo le ofrece consuelo y perdón, pero no es suficiente para Don Gabriel.

Hoy ha tenido la última conversación con EL JEFE. Después de plantearle todas sus dudas y esperar una respuesta que no llegaba, se ha despedido de ÉL.

Próxima estación Pan Bendito.

Busca en el andén el letrero de la comisaría.  Se dirige a ella para denunciar a su anterior compañero, que en confesión y abusando del sigilo sacramental le contó con todo lujo de detalles los abusos, a los que sometió, a dos niños del grupo de catequesis. En cuanto la firme, ya no será nunca más Don Gabriel, convencido de que así servirá mejor al JEFE.


jueves, 10 de marzo de 2016

FLY ME TO THE MOON




    La noche anterior Neil había escrito su testamento, así lo había acordado con sus compañeros, como integrantes de la tripulación, sabían el peligro de su cometido. Apenas durmió.
    El 16 de Julio de 1969 se levantó sin ganas de desayunar. Una furgoneta le esperaba para llevarle a la base. Recordó la pregunta de su hijo al leerle cómo Julio Verne imaginó el viaje a la luna:
- Papá, ¿te van a meter en un cañón?
- Algo parecido cariño. Lo verás todo mañana en la tele y ahora a dormir.
    El Apolo 11 estaba preparado en Cabo Cañaveral, Aldrín y Collins también. De acuerdo con el protocolo establecido, se despidieron de sus parientes y pasaron a la sala de ionización, antes de colocarse los trajes espaciales. Subieron a la nave, comprobaron los paneles de lanzamiento y aterrizaje, chequeando cada uno de los parámetros y los canales de comunicación. La aventura estaba lista para comenzar.Todos los televisores del mundo lo retransmitieron. 

    ¿Por qué no se hicieron más viajes? Siempre supe que no nos habían contado la verdad. En el informe que entregaron «los héroes de la luna», como les conocían en América, presentaban una realidad distinta de la versión oficial. Hoy he tenido acceso a él, después de que la C.I.A. decidiera desclasificar parte de los expedientes celosamente guardados durante estos años.

    En concreto, al informe Neil Amstrong que redactó con motivo del aniversario de alunizaje. Se puede leer un extracto del mismo: "... Aterrizamos en el mar de la tranquilidad  comprobando las coordenadas establecidas en el manual. Fue un aterrizaje exitoso. Cumplimos con el protocolo establecido, colocando nuestros trajes de exterior y chequeando los niveles de los tanques de oxigeno. A continuación comprobamos el anclaje de la escalera que nos daría acceso a la superficie lunar. En ese momento gritados: «God save the americans» (una licencia sobre lo establecido, que espero no se nos tenga en cuenta), y abrimos la escotilla. Collins se quedó orbitando. Aldín y yo, bajamos con cuidado, adaptándonos a la gravedad de la luna, menos que la de la tierra (como ya expresamos en el informe anterior). Fui el primero en poder pisarla. Al menos eso creímos durante algún tiempo. Pronto descubrimos que era mentira 
¡ Ya había huellas allí! Aldrin se dio cuenta también y me miró asustado. Desde luego no éramos los primeros en llegar. Cumplimos la misión, izamos la bandera y volvimos a casa con honores. Hicimos creer al mundo que habíamos sido los primeros, ni tan siquiera se lo dijimos a Collins. Aldrín en conversaciones posteriores me expresó de nuevo su perplejidad por las huellas que allí vimos. No supimos darle explicación. Y decidimos ponernos a investigar. 
    Estos últimos meses no he podido pensar en otra cosa. Me atrevo a decir que Luciano de Samosata tenía razón, la luna estaba habitada ya. He leído infinidad de veces sus Relatos Verídicos, Aldrin también. Cada vez estamos más seguros de su veracidad. Por eso sólo vimos las huellas y no encontramos ningún cuerpo, puesto que los selenitas una vez que morían se convertían en humo, disolviéndose y transformándose en aire. El análisis de las muestras minerales que recogimos, dieron como resultando sustancias orgánicas de composición similar a la miel y a la leche...alimentos que se recogen en los escritos antes mencionados.
   Aunque la historia diga que fuimos los primeros en pisar la luna, no sería honesto por nuestra parte ocultar esta información, de ahí mi ruego a la comisión de que tengan en cuenta el presente informe...."

   

jueves, 25 de noviembre de 2010

SMS




jueves, 4 de noviembre de 2010

COSAS QUE NUNCA TE DIJE


¿Quién no ha pensado alguna vez esta frase? ¿Quién se ha arrepentido de callar algo? ¿A quién le ha pesado no decir a tiempo su verdad?
Os dejo una historia de hace tiempo, no se si responde a esas preguntas, espero vuestros comentarios.


SABANAS BLANCAS


   El camarero nuevamente se acercó a la mesa veintisiete, en sus manos y encima de la bandeja bailaba un pequeño sobre a nombre de SR. VIRTUDES. Lo miró inquisitivo, ¿sería un apellido o un sobrenombre?
- ¿Sr. Virtudes?
- Sí
- Tenga, han dejado esto para usted.
- Gracias.

   Pablo esperó a que el camarero desapareciera entre las meriendas para abrir el sobre, cuyo contenido sospechaba. Con una delicadeza extrema procedió a su apertura; en efecto, la letra era de ella, a pesar de no haberla visto durante tantos años todavía recordaba sus formas redondas (las de su escritura y su cuerpo que seguían pululando en su mente)

   Estaba fuera de juego, tan solo un par de horas antes, había vuelto a escuchar su voz, después de ¿cuanto?, ¿siete?, ¿ocho años? Demasiado tiempo para llevar la cuenta de una ausencia.

  Había decidido quedarse en casa esa tarde, anulando sus escasos compromisos, prefiriendo ver pasar el tiempo, cuando el sonido metálico del teléfono le sacó de su ensimismamiento.
- ¿Si?, dígame
- Hola, soy Ana
- ¿Ana?
- Si, Ana,¿no te acuerdas de mi?
- ¡Joder, Ana, ¡qué sorpresa!
- Yaaaa
- Y...¿ A qué se debe?
- Veras, esta noche he soñado contigo y necesitaba oír tu voz...Bueno ¿qué tal estás?

   Sin apenas tiempo de reacción después de lo que había escuchado solo pudo contestar
- Bien
- Por cierto, sería mucho abusar de ti, si te pido que nos veamos, en la cafetería del “Royal” ¿te acuerdas?
- Pues...no, o sea si, no se, bueno... ¿a qué hora?
- siete ¿te parece bien?
- Vale

   La línea telefónica muerta le devolvió a la realidad, no podía creer que la conversación que tanto había deseado se hubiese producido siete años después. No quería parecer paranoico y comprobó la última llamada recibida para cerciorarse.

   Miró el reloj nervioso, ¡Dios mío, qué tarde es! Estaba desconcertado, sólo podía pensar: ¿Y si no me conoce? ¿y si no la conozco? ¿y si al final no se presenta? ¿y si no voy?......demasiados condicionales... Se tranquilizo e interpretó la llamada como una señal y dispuso que acudiría a la cita, eligiendo cuidadosamente su vestuario.

   En alerta con todos sus sentidos, Pablo, entraba en el Centro Comercial con paso decidido a la Cafetería. Tomó las escaleras mecánicas y a la altura de la cuarta planta atisbó una larga melena ¿era ella? Le pareció que si, hizo ademán de avisarla pero ¿Cómo? ¿Gritando su nombre? ¿Chistando? Decidió no precipitar las cosas, habían quedado en la Cafetería y allí se verían.



   Con los dedos temblorosos, el corazón en un puño y con la certeza de que Ana no asistiría a la cita, comenzó a leer la carta:

   "Pablo, querido. Sí, lo se, se que habíamos quedado, se que estarás sentado en la mesa que tantas veces ocupamos, se que te estarás preguntando el porqué de mi llamada. Ten paciencia, Pablo, estoy intentando darte una explicación.
   Como te he dicho es cierto que he soñado contigo y me he levantado con la necesidad imperiosa de llamarte, de oír tu voz, de saber de ti después de tantos años.... Morfeo es caprichoso o quizás no sea él y sea mi conciencia la que en forma de sueño me pide que asuma los errores del pasado, dándote explicaciones de mi abandono.
   Siete años....¡cuánto tiempo para enfrentarse al pasado y qué poco para vivir! ¿no?. ¿Y cómo empezar?. Te diré que sigo en esta caótica ciudad a pesar de haber pensado mil veces en dejarla, que durante este tiempo he teorizado con la posibilidad de encontrarte en sus calles, sin que el azar me ayudase. Que desaparecer de tu vida no me fue fácil, puedes estar seguro....pero había algo que me lo impedía. Algo que tenía que demostrarme y probarme. La verdad es que no se cómo decirlo....no encuentro las palabras. 
   Conocí a alguien que fue muy especial; ahora ya no forma parte de mi vida, pero entonces fue un torbellino que puso patas arriba toda mi existencia, me instruyó en un amor diferente, en un modo de ver la vida que yo desconocía, haciéndome protagonista de su mundo, de su casa, de sus cosas......de ella. Tú la conoces. Si Pablo, se trata de Paula, mi amiga desde el colegio, mi mentora y mi consejera en mis relaciones con las mujeres. A estas alturas decirte que soy lesbiana me parece obvio, pero también etiquetarme así; por encima de todo soy Ana la mujer que te quiso, la mujer que te debía una explicación después de tantos años, la que te confiesa lo caprichosa que ha sido la vida con ella y lo mucho que deseaba verte y la poca valentía que ha tenido, escribiendo a tropel estas palabras para que te duelan menos que habérmelas oído. Gracias por acudir a esta cita. Quizás algún día nos encontremos, el destino puede ser generoso.Tu Ana,"




   -Disculpe caballero, ¿puedo retirar, ya?
Pablo levanta la cabeza desconcertado, no sabé quien es. El camarero sigue con la interrogación colgada de su boca.
   -Ehhhhhh, si, tráigame la cuenta
   -Enseguida

   Vuelve a introducir la carta en el sobre, se encuentra cansado, abatido, infinitamente tonto, no le valen las explicaciones, Ana seguirá siendo el fantasma que está por volver.
© Historias de Eva, S.L.
Maira Gall