buceo
Mostrando entradas con la etiqueta buceo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 20 de marzo de 2013

MIL COSAS Y MAS.


   La foto la hice el sábado, en el cauce del río Turía. Lo evidente: fuegos artificiales en la oscuridad de la noche y noche fallera.
   Lo sugerente:  esponjas y corales marinos, meciéndose bajo las aguas, iluminadas sólo por la linterna que llevo en el equipo de buceo; una noche de amor en París, celebrando el día de la Bastilla en el campo de Marte a los pies de su famosa torre; la presentación de los últimos broches hechos de plumas de la famosa marca laexdeadan (marca registrada en 2011); un óleo pintado con cientos de cuerdas impregnadas;  la apertura de uno de los sellos del apocalipsis.
    Lo oculto: luces y sombras sobre mi futuro laboral. 

jueves, 7 de abril de 2011

MI GOZO EN UN POZO



   Nunca pensé que esta frase tuviese tanto sentido, y es que el lunes, en la isla de Gozo (Malta), tuve una de las inmersiones más impresionantes en mi corta vida de buceadora. Cuatro días en Malta, dan para mucho, para descubrir por ejemplo, que no ha perdido su pasado pirata (fuimos victimas de los saqueadores de chanclas en un sitio de muy difícil acceso, como el de la foto), que el inglés que aprendes, cuando menos te lo esperas, !zas! aparece y te sorprendes manteniendo una conversación con un gnomo, que siempre te alegras de encontrarte españoles, que el amor no tiene fronteras...
   El sábado aterrizamos y nada más coger el coche, comenzó la aventura, conducir por la izquierda es un reto y tomar las rotondas al revés un milagro. Llegamos sanos y salvos al hotel, rápidamente descubrimos que la prisa no es una característica de sus habitantes. Con una hamburguesa entre pecho y espalda, la cosa mejoró y nos vino a buscar un gnomo-inglés, que resultó ser un experto buceador, para llevarnos al centro de buceo. Allí mismo, elegimos el equipo que al día siguiente usaríamos. Nuestro primer contacto con la piratería se dió allí mismo, el dueño antes de meter un pie en el agua, ya quería tangarnos. Ganamos la partida. Sunday when the sun appeared a lovely coupe spanish welcome us.. vamos que hicieron su aparición una pareja encantadora de españoles que nos acompañarían (J y A). Han tenido la valentía de no someterse a hipotecas y viajar haciendo lo que más les gustan y contagiarnos con su energía y positividad. En breve los veremos en españoles por el mundo.
   Cargamos los equipos (que pesan lo suyo) y nos fuimos al otro lado de la bahía para iniciar la inmersión. Tener el lujazo, de meterme en unas aguas transparentes, con una visibilidad estupenda, llevada de la mano de J.fue toda una experiencia, disfrutar de la ingravidez, ver y respirar debajo del agua es algo que os aconsejo. El descenso fue lento, pero seguro, pude ver gusanos de mar, estrellas, cientos de peces, la madonna (virgen que habían colocado los buceadores en una especie de cueva). La segunda la disfruté mucho más. Esa noche hicimos nuestra primera incursión en los alrededores, que nos llevó a un pub donde un inglés, con un moreno-zaplana se desgañitaba en un karaoke, unos billares y unos cócteles y de vuelta. Al día siguiente nos íbamos a Gozo, en ferry. Allí descubrí que el gnomo tenía un sentido del humor nada inglés y que debajo de su apariencia de enanito de jardín, existía una excelente persona. Nuestro destino: el blue hole y el mar interior, dos parajes espectaculares. Llegar hasta el punto de inmersión con el equipo fue una pesadilla que enseguida se olvidó en cuanto nos pusimos a flotar en el agua. Esta vez, solo venía J. y mi compi y yo, nos dimos la mano, como dos colegialas, avisándonos la una a la otra en cuanto veíamos algo (L. eres un sol, gracias). Y ahí es donde descubrimos que los piratas todavía existen. La segunda fue todavía mejor, a pesar del miedo que nos metieron por el peligro del tráfico de lanchas motoras en la zona. Hacer una parada en mitad del agua para hacernos una foto de grupo es algo difícil de olvidar, allí estábamos todos: R. y C., P. y R., M. y G., L. y J. y la menda. Esa noche G. nos trajo una australiana, que viajaba por el mundo, siendo uno de sus próximos destinos, la tomatina de Buñol, ahí queda eso.  Nuestra última noche acabó con el Capitán Morgán (un ron jamaicano digno de los mejores piratas).
   La compañía no pudo ser mejor: un ingeniero con alma de torero, un instructor que cuenta los mejores chistes, un vendedor de palets adicto a las pastis de miel, una vasca muy, muy friolera pero de corazón caliente, una polí con mucha experiencia y una energía descomunal, una no buceadora que sabe todos los secretos del mar, una vallisoletana de la que siempre aprendo dichos, un instructor que conoce el secreto de las comunicaciones, un masajista de shiastsu que emana paz, una granaina capaz de traducir simultaneamente con una gran sonrisa. Y por último el inglés con apariencia de enano de jardín.
   ! Lo mejor del viaje no ha hecho nada más que empezar!
  
© Historias de Eva, S.L.
Maira Gall