lunes, 8 de abril de 2019

COSER Y CANTAR TODO ES EMPEZAR



Y para muestra esta arpillera. 

Tropecé con un cartel en el centro cultural, donde acudo semanalmente, que decía "Bordando tus historias" y allá que me fui a probar! Han sido cinco sesiones muy interesantes y creativas, organizadas por Marlene que nos dió una visión rompedora del bordado, algo tan inofensivo como tener entre las manos aguja e hilo y que podía convertirse en pura subversión.

Nos habló de las arpilleras en Sudamérica: el papel que jugaron en la denuncia de los abusos militares de algunos países, como sirvió para que muchas mujeres aprendieran a leer y escribir y el efecto de bordar en grupo con otras mujeres y esto último si que lo hemos vivido las que hemos participado en esas sesiones.

Mujeres como me gusta decir.. cada una de su padre y de su madre, diferentes edades, circunstancias, tamaños, expectativas ... todas unidas durante unas horas por la agua, hilo y una arpillera. Un material de los más humildes que puede convertirse en una obra de arte, doy fe. Mis compañeras han hecho trabajos increíbles! . Y lo mejor es que detrás de la arpillera existe un bolsillo donde se guarda la historia de la suma de hijos y nudos.





miércoles, 3 de abril de 2019

EL CORONEL


EL CORONEL

        La evidencia le despertó de madrugada: - No tengo a nadie que me cocine. Después de casi cuarenta años de matrimonio, había firmado esa misma mañana la demanda judicial de divorcio. Su segundo pensamiento fue: ¿qué putas hierbas utiliza?, detalle vital que no había sido tenido en cuenta en la citada demanda.
        Ya no pegó ojo. Bien temprano se colocó su traje de pana  blanco y su corbatín negro, se encaminó a casa de los Virkestaff para buscar soluciones.  Dan le recibió con el batín de seda todavía puesto y confirmó su temor:- No hay nada que hacer. Ya sabes que no se incluyó en la demanda. El secreto es de la cocinera. Le dejó con la palabra en la boca.
        Al llegar al restaurante que todavía permanecía a su nombre, se fijó en ella, era menuda y más joven, respiró aliviado y se dijo: Ahí tengo lo que buscaba. Se llamaba Claudia y era la ayudante de cocina.  La cortejó sin descanso hasta que finalmente contrajeron matrimonio enamorados como adolescentes. El coronel sólo le puso una condición en el acuerdo prematrimonial: ella le dictaría en la noche de bodas el nombre de cada una de las hierbas que usaban para su empanar el pollo.
        El coronel  las anotó cuidadosamente en un folio, puso la fecha y lo firmó para continuar jadeando y sudando en su noche de bodas.   Ese folio se convertiría en la receta secreta original de un famoso pollo americano.



© Historias de Eva, S.L.
Maira Gall