miércoles, 12 de marzo de 2014

LA SEMILLA




   Mi padre me dijo ayer: "Valgo más por lo que callo que por lo que hablo" y tuve que asentir, porque a mi me pasa lo mismo. 

  Llevo días hablando con él, hace poco fue su cumpleaños: 71 años. Fue una celebración rara que acabó no como el rosario de la aurora, porque somos muy educados todos, pero si con muy mal sabor de boca. Al día siguiente fui a verle, tuvimos una conversación sincera y por fin pudimos hablar de algo que teníamos que haber manifestado por lo menos, quince años atrás.

  A veces tener tanta información, en este caso, familiar, te permite ver las cosas desde una perspectiva más amplia y ser objetiva (si es que se puede ser con estos temas) y otra veces, esa misma información se hace pesada y desearías vivir en la más absoluta ignorancia. Hoy sigo callando.

  Aunque deje testimonio de las semillas plantadas no sólo en la tierra (pequeños olivos crecerán, entre otros ya adultos) para que las disfruten sus nietos; y de las que no se ven, salvo cuando asientes a lo que te dice tu padre. 

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