miércoles, 13 de enero de 2016

EL OTRO


- ¡No puede ser! ¿cómo es posible? ¡No lo encuentro! Voy a llamar.
- Si… entiendo… claro… no se preocupe… en cuanto aparezca le avisamos- contestaron al otro lado de la línea telefónica.
- Gracias pero por favor no se olvide. ¡Es muy importante para mí!

Armando no sabe qué hacer, no para de comprobar el paquete que le han entrega esa misma mañana. Espera con paciencia la llamada de la mensajería que no se produce.

Sentado en la cama, Armando no para de mirar sus pies, es tan descorazonador tener sólo un calcetín.


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Maira Gall