jueves, 10 de marzo de 2016

FLY ME TO THE MOON




    La noche anterior Neil había escrito su testamento, así lo había acordado con sus compañeros, como integrantes de la tripulación, sabían el peligro de su cometido. Apenas durmió.
    El 16 de Julio de 1969 se levantó sin ganas de desayunar. Una furgoneta le esperaba para llevarle a la base. Recordó la pregunta de su hijo al leerle cómo Julio Verne imaginó el viaje a la luna:
- Papá, ¿te van a meter en un cañón?
- Algo parecido cariño. Lo verás todo mañana en la tele y ahora a dormir.
    El Apolo 11 estaba preparado en Cabo Cañaveral, Aldrín y Collins también. De acuerdo con el protocolo establecido, se despidieron de sus parientes y pasaron a la sala de ionización, antes de colocarse los trajes espaciales. Subieron a la nave, comprobaron los paneles de lanzamiento y aterrizaje, chequeando cada uno de los parámetros y los canales de comunicación. La aventura estaba lista para comenzar.Todos los televisores del mundo lo retransmitieron. 

    ¿Por qué no se hicieron más viajes? Siempre supe que no nos habían contado la verdad. En el informe que entregaron «los héroes de la luna», como les conocían en América, presentaban una realidad distinta de la versión oficial. Hoy he tenido acceso a él, después de que la C.I.A. decidiera desclasificar parte de los expedientes celosamente guardados durante estos años.

    En concreto, al informe Neil Amstrong que redactó con motivo del aniversario de alunizaje. Se puede leer un extracto del mismo: "... Aterrizamos en el mar de la tranquilidad  comprobando las coordenadas establecidas en el manual. Fue un aterrizaje exitoso. Cumplimos con el protocolo establecido, colocando nuestros trajes de exterior y chequeando los niveles de los tanques de oxigeno. A continuación comprobamos el anclaje de la escalera que nos daría acceso a la superficie lunar. En ese momento gritados: «God save the americans» (una licencia sobre lo establecido, que espero no se nos tenga en cuenta), y abrimos la escotilla. Collins se quedó orbitando. Aldín y yo, bajamos con cuidado, adaptándonos a la gravedad de la luna, menos que la de la tierra (como ya expresamos en el informe anterior). Fui el primero en poder pisarla. Al menos eso creímos durante algún tiempo. Pronto descubrimos que era mentira 
¡ Ya había huellas allí! Aldrin se dio cuenta también y me miró asustado. Desde luego no éramos los primeros en llegar. Cumplimos la misión, izamos la bandera y volvimos a casa con honores. Hicimos creer al mundo que habíamos sido los primeros, ni tan siquiera se lo dijimos a Collins. Aldrín en conversaciones posteriores me expresó de nuevo su perplejidad por las huellas que allí vimos. No supimos darle explicación. Y decidimos ponernos a investigar. 
    Estos últimos meses no he podido pensar en otra cosa. Me atrevo a decir que Luciano de Samosata tenía razón, la luna estaba habitada ya. He leído infinidad de veces sus Relatos Verídicos, Aldrin también. Cada vez estamos más seguros de su veracidad. Por eso sólo vimos las huellas y no encontramos ningún cuerpo, puesto que los selenitas una vez que morían se convertían en humo, disolviéndose y transformándose en aire. El análisis de las muestras minerales que recogimos, dieron como resultando sustancias orgánicas de composición similar a la miel y a la leche...alimentos que se recogen en los escritos antes mencionados.
   Aunque la historia diga que fuimos los primeros en pisar la luna, no sería honesto por nuestra parte ocultar esta información, de ahí mi ruego a la comisión de que tengan en cuenta el presente informe...."

   

No hay comentarios

Publicar un comentario

© Historias de Eva, S.L.
Maira Gall