jueves, 16 de noviembre de 2017

RUMBA





   Todos los días muero un poco y no es merito mío, sólo se trata de una condición indispensable para cumplir la definición de "ser vivo". Y eso me iguala al resto.

   Lo que me diferencia y cada vez menos, es que me he convertido en un zombi. Ha ocurrido cómo suele verse en las películas de género, poco a poco, sin avisar, hasta convertirnos en legión. Empieza con una petición de firma en la calle contra los recortes y ¡Claro! lo haces. Luego sigue con una suscripción a una revista de tu interés, más tarde, con una radiografía de tu vida laboral en una red social para conseguir trabajo y poco después le das al placer de comprobar cuánto eres de atractiv@ en otra red... Y lo más novedoso, las apps del móvil, una puerta por la que mostrar tus más íntimos dígitos.

   Y cuando quieres darte cuenta ¡ZAS! tus datos personales se han convertido en tu zombi, que sin voluntad propia habita redes sociales, alimenta estadísticas de empresas que cotizan en bolsa, foros de opinión en países lejanos y mediante el rito de la robotización informática, me convierten en un muerto viviente.

   Y yo sólo sueño con ser rumbera y que me canten: no estaba muerta, no,no, no esta muerta, no,no, estaba de parranda...

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