Entró en la sala, los ojos tuvieron que acostumbrarse a la penumbra de la misma. Sobre la alfombra, una camilla baja, una lámpara de sal y música suave.
Le recibió con su uniforme y su sonrisa e invitó a tumbarse boca arriba en la camilla. Durante una hora fue consciente de cada uno de sus huesos, de cada uno de sus músculos y de algunos órganos. Supo conectar con sus partes más íntimas, aprendió a escuchar su cuerpo.
Otro regalo más que añadir a mi cumpleaños. Un masaje de shiatsu que me ha hecho recordar una de las series de televisión que más me han gustado...¡Sí! Lo has adivinado: es el título del post. La próxima semana más...
el shiatsu es una disciplina muy interesante para conocer tu cuerpo y sus mensajes
ResponderEliminarAnónimo disfruté un montón del masaje. Aprendí donde estaban mis órganos! ;-0
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