jueves, 4 de noviembre de 2010

COSAS QUE NUNCA TE DIJE


¿Quién no ha pensado alguna vez esta frase? ¿Quién se ha arrepentido de callar algo? ¿A quién le ha pesado no decir a tiempo su verdad?
Os dejo una historia de hace tiempo, no se si responde a esas preguntas, espero vuestros comentarios.


SABANAS BLANCAS


   El camarero nuevamente se acercó a la mesa veintisiete, en sus manos y encima de la bandeja bailaba un pequeño sobre a nombre de SR. VIRTUDES. Lo miró inquisitivo, ¿sería un apellido o un sobrenombre?
- ¿Sr. Virtudes?
- Sí
- Tenga, han dejado esto para usted.
- Gracias.

   Pablo esperó a que el camarero desapareciera entre las meriendas para abrir el sobre, cuyo contenido sospechaba. Con una delicadeza extrema procedió a su apertura; en efecto, la letra era de ella, a pesar de no haberla visto durante tantos años todavía recordaba sus formas redondas (las de su escritura y su cuerpo que seguían pululando en su mente)

   Estaba fuera de juego, tan solo un par de horas antes, había vuelto a escuchar su voz, después de ¿cuanto?, ¿siete?, ¿ocho años? Demasiado tiempo para llevar la cuenta de una ausencia.

  Había decidido quedarse en casa esa tarde, anulando sus escasos compromisos, prefiriendo ver pasar el tiempo, cuando el sonido metálico del teléfono le sacó de su ensimismamiento.
- ¿Si?, dígame
- Hola, soy Ana
- ¿Ana?
- Si, Ana,¿no te acuerdas de mi?
- ¡Joder, Ana, ¡qué sorpresa!
- Yaaaa
- Y...¿ A qué se debe?
- Veras, esta noche he soñado contigo y necesitaba oír tu voz...Bueno ¿qué tal estás?

   Sin apenas tiempo de reacción después de lo que había escuchado solo pudo contestar
- Bien
- Por cierto, sería mucho abusar de ti, si te pido que nos veamos, en la cafetería del “Royal” ¿te acuerdas?
- Pues...no, o sea si, no se, bueno... ¿a qué hora?
- siete ¿te parece bien?
- Vale

   La línea telefónica muerta le devolvió a la realidad, no podía creer que la conversación que tanto había deseado se hubiese producido siete años después. No quería parecer paranoico y comprobó la última llamada recibida para cerciorarse.

   Miró el reloj nervioso, ¡Dios mío, qué tarde es! Estaba desconcertado, sólo podía pensar: ¿Y si no me conoce? ¿y si no la conozco? ¿y si al final no se presenta? ¿y si no voy?......demasiados condicionales... Se tranquilizo e interpretó la llamada como una señal y dispuso que acudiría a la cita, eligiendo cuidadosamente su vestuario.

   En alerta con todos sus sentidos, Pablo, entraba en el Centro Comercial con paso decidido a la Cafetería. Tomó las escaleras mecánicas y a la altura de la cuarta planta atisbó una larga melena ¿era ella? Le pareció que si, hizo ademán de avisarla pero ¿Cómo? ¿Gritando su nombre? ¿Chistando? Decidió no precipitar las cosas, habían quedado en la Cafetería y allí se verían.



   Con los dedos temblorosos, el corazón en un puño y con la certeza de que Ana no asistiría a la cita, comenzó a leer la carta:

   "Pablo, querido. Sí, lo se, se que habíamos quedado, se que estarás sentado en la mesa que tantas veces ocupamos, se que te estarás preguntando el porqué de mi llamada. Ten paciencia, Pablo, estoy intentando darte una explicación.
   Como te he dicho es cierto que he soñado contigo y me he levantado con la necesidad imperiosa de llamarte, de oír tu voz, de saber de ti después de tantos años.... Morfeo es caprichoso o quizás no sea él y sea mi conciencia la que en forma de sueño me pide que asuma los errores del pasado, dándote explicaciones de mi abandono.
   Siete años....¡cuánto tiempo para enfrentarse al pasado y qué poco para vivir! ¿no?. ¿Y cómo empezar?. Te diré que sigo en esta caótica ciudad a pesar de haber pensado mil veces en dejarla, que durante este tiempo he teorizado con la posibilidad de encontrarte en sus calles, sin que el azar me ayudase. Que desaparecer de tu vida no me fue fácil, puedes estar seguro....pero había algo que me lo impedía. Algo que tenía que demostrarme y probarme. La verdad es que no se cómo decirlo....no encuentro las palabras. 
   Conocí a alguien que fue muy especial; ahora ya no forma parte de mi vida, pero entonces fue un torbellino que puso patas arriba toda mi existencia, me instruyó en un amor diferente, en un modo de ver la vida que yo desconocía, haciéndome protagonista de su mundo, de su casa, de sus cosas......de ella. Tú la conoces. Si Pablo, se trata de Paula, mi amiga desde el colegio, mi mentora y mi consejera en mis relaciones con las mujeres. A estas alturas decirte que soy lesbiana me parece obvio, pero también etiquetarme así; por encima de todo soy Ana la mujer que te quiso, la mujer que te debía una explicación después de tantos años, la que te confiesa lo caprichosa que ha sido la vida con ella y lo mucho que deseaba verte y la poca valentía que ha tenido, escribiendo a tropel estas palabras para que te duelan menos que habérmelas oído. Gracias por acudir a esta cita. Quizás algún día nos encontremos, el destino puede ser generoso.Tu Ana,"




   -Disculpe caballero, ¿puedo retirar, ya?
Pablo levanta la cabeza desconcertado, no sabé quien es. El camarero sigue con la interrogación colgada de su boca.
   -Ehhhhhh, si, tráigame la cuenta
   -Enseguida

   Vuelve a introducir la carta en el sobre, se encuentra cansado, abatido, infinitamente tonto, no le valen las explicaciones, Ana seguirá siendo el fantasma que está por volver.

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