Si, es muy tarde, pero no puedo dejarlo pasar. ¡Hoy he conocido a mi Sara!, la de la siguiente historia que hace tiempo escribí. El otro día hablaba de Física Cuántica, hoy hablo de sincronía elevada a la máxima potencia, después de los últimos acontecimientos... Os dejo, con mi Sara y su diario.
A continuación
enumero cosas que tengo buenas en mi vida, tal y como me dice la
psicóloga del colectivo; para que las tenga presente y recuerde que
todavía estoy en el camino, que no he alcanzado la meta.
Empezaré
por mi aspecto físico: me gusta mi cuerpo, es proporcionado y a
pesar de la discordancia que en breve quiero solucionar (estoy en
trámites), las hormonas siguen haciendo su trabajo, voy consiguiendo
gustarme cuando me miro en el espejo y el pelo crece. Estoy feliz, me
he empadronado en casa de Luis, que además me ha hecho un contrato
para que pueda acogerme a la Seguridad Social (tengo que informarme
de cuanta antigüedad necesito).
También
me gusta mi trabajo ¡por fin!, después de estar dando tumbos por
garitos y viviendo de noche, he conseguido unas prácticas en un
colegio donde dar algunas clases de apoyo, y también gracias a Luis.
Luis
también es algo bueno en mi vida, desde que le conocí mientras
trabajaba de camarera, mi vida se ha hecho más fácil, un día le
dedicaré toda una sesión. Hoy no.
Sigo
enumerando cosas que me gustan: mis pechos, son pequeños y los
prefiero así, no quiero parecerme a los otros, inflándome de
hormonas para terminar de clon de la de los vigilantes de la playa.
Y
ahora la familia: Mi madre es un sol, un encanto, un amor, la persona
que más quiero en este mundo, (que sentimental me pongo). No puedo
decir que me apoyase desde el principio, pero siempre ha sabido ver
que era algo más que su Ignacio, que tenía otro fondo. La quiero
mucho, a mis hermanas también pero de otra manera. Con
ellas es diferente, a pesar de no llevarnos muchos años, a ellas les
tocó vivir la etapa dura, cuando murió mi padre y se pusieron a
trabajar para ayudar en casa y pagarme la carrera. Desde los 17 y 19
años, Carmen y Ana, están el Corte Inglés, ventajas de ser hijas
de un empleado. Procuran entenderme, lo sé, pero para ellas seguiré
siendo Nacho, no Sara.