viernes, 5 de agosto de 2011

LA LISTA DE LA COMPRA

   El es así. Le gustan los supermercados y tomarse su tiempo para hacer la lista de la compra. No conozco a nadie más que presuma de ello. Disfruta contándomelo. La lista la hace los viernes por la tarde, se sienta enfrente de la nevera y comienza el ritual: la abre y la cierra, buscando aquello que le falta, para poder tomar nota. A continuación, hace lo mismo, con el resto del mobiliario de la cocina. Me dice muy serio que tiene suerte de no tener una cocina muy grande, ni trastero, si no esta operación le llevaría horas.

    Con la lista de la compra escrita en una hojita de papel reciclado (es defensor a ultranza de la moda del reciclaje). Se dirige con alegría al centro comercial, cambiando su vehículo por el carro. Ahora le brillan los ojos, describiéndome la sensación de conquista que tiene, cuando avanza por los pasillos llenos de productos, y toma uno que no está en su lista, para darle una oportunidad y llevarlo a casa. Mi cara evidencia sorpresa. Me pregunta y le digo que mi experiencia en las grandes superficies se aleja bastante de la suya, que es menos placentera.

    -Anda, no te vayas a creer que siempre es así, eh?- me dice. En ocasiones, no tienen el producto que tengo en la lista, cuando otras veces lo he comprado en el mismo lugar. Y en esos casos, no me queda otro remedio que mandarles un e-mail al departamento de atención al cliente.
    -¡Ah! ¿Pero eso se puede hacer?- pregunto atónita.
    -¿Nunca lo has hecho?- pregunta más atónito que yo.

    Le contesto que jamás se me hubiera ocurrido hacer algo así, que si no encuentro algo, lo busco en otro lado y ya está. Se toma su tiempo, respira profundamente, me mirá con benevolencia, como perdonándome por no conocer los secretos de las grandes superficies. Y me explica, que efectivamente, existe una dirección electrónica de atención al cliente, donde él, en un tono muy correcto, les informa de su lista de la compra y de los productos en concreto que no ha podido adquirir y la fecha en la que los adquirió recientemente en ese mismo lugar. Me explica, ante mi batería de preguntas, que sus e-mails suelen ser largos, que se molesta en transmitir al departamento en cuestión, su insatisfacción como cliente, cuando eso ocurre; para que tomen buena nota de ello y en el futuro mejoren su calidad en el servicio.

    No puedo evitar reírme. Le digo que me imagino al típico empleado del citado departamento, abriendo el correo y diciendo en voz alta.- ¿Adivinad quien ha escrito? -!No me digas más!- el colega de la lista, ¿a qué si?- contestando el compañero.- Algún día le tendremos que responder, ¿no?

    Le está cambiando la cara, primero ha sido una mirada que traduzco como:"pero tú que sabrás”, ahora es diferente, se ríe, le ha hecho gracia mi conversación entre empleados. Nos reímos, miramos el mar, y me dice:
   - ¿Sabes? Mañana es viernes... tengo que hacer....
   - LA LISTA DE LA COMPRA- respondemos al unísono.




2 comentarios

  1. una pregunta....si es defensor a ultranza de la moda del reciclaje, ¿como es que va a las grandes superficies comerciales a comprar?

    CON

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  2. Con, porque es consumista y es políticamente correcto, de ahí que ambas posturas se den la mano.

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