-¿Quién
anda ahí?- pregunta Larissa, mientras abraza a su Ibrahim con fuerza. Lleva
tres noches en el campamento y todavía no se acostumbra.
De
día las cosas se ven mejor: su hijo juega con otros niños, ella intenta dormir algo para estar de nuevo
alerta por la noche, se pega tanto a su cuerpo la tiara de boda que le hace
daño. No para de hablar de su marido en presente, así evita moscones y
problemas.
-¿Quién
anda ahí?- Y esta vez es el sonido del aire, golpeando en la tienda de campaña
que le han asignado el que contesta.
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