jueves, 7 de octubre de 2010

BUSCO A NACHO




   Os presento a Nacho. Nacho, lleva conmigo desde el 2005,  lo parí en Madrid,  mas bien Getafe, cuando iba al Centro de Poesía José Hierro las tardes de los miércoles. Ya os dije, que la Caja de Pandora se había abierto.... y ahí está, el primero que quiere salir, que lleva ya mucho tiempo en el armario.

   Nacho, me gusta mucho. Tanto, que creo que el origen de Regala Historias (https://www.regalahistorias.com/) está en él, en su carta.  Hechas las presentaciones oficiales, ahí dejo su historia y mi deseo: encontrar otros Nachos.

NACHO

 "Mi amor, hoy es la primera vez que utilizo este viejo sistema de comunicación, la primera y última. Acierto pensando que conoces mis motivos, pues en ti encuentran su origen, adivino tu cara en estos momentos con tan solo leer las primeras líneas, por favor, regálame un poco de tu tiempo y tu paciencia, amiga, al menos tu paciencia....No es fácil ¿sabes? Sentirse atrapada en el cuerpo de una mujer cuando ansías ser hombre. Quizás no lo comprendas, pero has sido tú, María, sin duda el origen de  la gota que ha colmado mi vaso para darme cuenta, para sentir realmente lo que soy: un hombre. Y desde esa nueva perspectiva te escribo, te nombro, te sueño, te deseo y te olvido.
   Todo te lo debo a ti...Y adivino en tu cara un gesto de desdén,, por favor no seas sarcástica,  y sigue leyendo.. No te voy a recordar ahora cuando tiempo hace que formas parte de mi mundo, aunque si te diré como tu  amistad acabó dando paso al deseo y posterior amor. Hasta para eso soy hombre, primero apareció la impaciencia de sentir tu cuerpo contra el mío, buscándote en despistes ocasionales, palpándote en probadores minúsculos...luego mucho más tarde el corazón, desbocándose sin control cuando te veía a lo lejos, anticipándote, celebrándote con ansía....
   Hasta el final de mi camino, hoy, a pocas horas de mi ingreso en el Hospital, en cuyo  veré la luz ququirófanoe me rescate del túnel en el que he vivido durante estos años. Un poquito, apenas un foco, ni siquiera pido un cañón como esos de los espectáculos. Un poquito para vivir con un cuerpo nuevo que la naturaleza me negó, para consentir ser uno en cuerpo y mente, para llegar a tu puerta y poder decir bis a bis y si tú me lo permites lo que te quiero y deseo.
   Hasta pronto,
               Hombre"

María dejó caer la carta entre sus piernas, los mocos y lágrimas apenas le dejaban respirar, no estaba segura de lo que había leído. Tenía que serenarse. Necesito una copa-pensó, y cuando se me pase el sofoco volverla a leer.  Fueron cesando los hipos y nublándosele la vista por el alcohol hasta perder el control. Nunca volvió a leer la carta.

Llegó a la hora convenida, de su mochila salieron con prisa: pedazos de acero, plástico y papel, convirtiéndose en una práctica mesa con silla incorporada y su identificación sobre ella. Le gustaba que su lugar de trabajo estuviese en orden y a punto. Allí estaba, en uno de los paseos más concurridos de El Retiro, al pie del cañón,  a pesar de ser uno de los inviernos más fríos que se recordaban; dispuesta a encontrar un cliente o que éste la encontrase, como siempre sucedía.

 Clara, se limitó a ver los cambios en su “oficina”, el frío había dejado su huella, helando todo a su paso. A lo lejos se acercaba un grupo de jóvenes, sabía que pronto tendría guasa. Se limitó a pasar inadvertida. Alguien se acercó, tomando asiento.
-         Buenas tardes
-         Buenas, ¿qué desea?
-         Umm.... una carta ¿no?

    Advirtió la sutil ironía, tomando la decisión de ser hiriente en sus preguntas a modo de venganza. Comenzó la batería de preguntas necesarias para hacerse una idea del tipo de cliente y carta que debía redactar. Bastaron un par de ellas para que su intención inicial desapareciera. Utilizó la técnica de la empatía que tan buenos resultados le daba y comenzó a escribir de manera automática. Apenas levantaba la vista del papel para ver como unas pestañas interminables preguntaban con urgencia: ¿puedo leer ya?

    Tardó unos segundos más en levantar la vista, esta vez de manera definitiva. Nacho tomó entre sus dedos la carta y comenzó a leer: “Mi amor, hoy es la primera vez que utilizo.....”


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