jueves, 25 de noviembre de 2010

PALABRAS AL PIL-PIL





-!Hola amigos! Bienvenidos una semana más a nuestro programa - dijo el presentador- mirando sin pestañear al piloto rojo de la cámara
-¡Sí! amigos, hoy tenemos un plato muy, muy especial…enseguida lo vamos a ver, pero antes… unos minutos publicitarios-siguió diciendo con una sonrisa eterna.


-Pero, ¿qué mierda es está?- increpó a la regidora- ¿cómo voy a cocinar esto? ¿Estáis todos locos? ¿Quién cojones me ha gastado la bromita?- vomitaba mientras iba de un lado a otro del plató- ¿Y qué coño hago, Lucia?, sólo me quedan dos minutos de anuncios.

El set de grabación quedó en silencio. Todos conocían el mal genio de Eusebio, sólo Lucia, la regidora, podía suavizarlo.
-Tranquilo Eusebio, dame tiempo, yo también estoy sorprendida. De momento… si te parece, ahora cuando vuelvas, habla del nuevo horno que te hemos colocado y en la siguiente pausa lo solucionamos.
Rezongando se fue hasta la silla, que tenía su nombre impreso en el respaldo, y mirándose al espejo con el ceño fruncido se caló el alto e inmaculado gorro de cocinero-
- tres,dos,uno… conectamos.-dijo serenamente Lucia.
La sonrisa eterna del presentador volvió a tomar protagonismo.
-Queridos amigos, hoy tenemos algo grande, ya lo dije antes… y es tan grande que me resisto a compartirlo con ustedes, no piensen que soy egoísta, pero es que el plato de hoy merece eso y mucho más… y para darles más intriga, amigos, antes de cocinarlo, les mostraré el nuevo horno "X" con lectura pirolítica, con la que ya no tendrán que molestarse en sufrir los continuos humos y olores que desprenden los hornos convencionales.
La cámara enfoca el interior de un horno reluciente, sin rastro de grasa.
-Pero amigos, no duden de la última tecnología del mercado, ni de sus resultados-dice mientras lleva entre las manos, un plato precocinado de un fantástico pavo rellano, con sus muslos adornados con papel de colores, qué introduce en el horno-lo comprobarán ustedes mismos…
La cámara sigue enfocando. Ahora se acerca más, en su interior, el color blanquecido del pavo se torna dorado, unas pequeñas patatas chapotean en una salsa hasta ahora inexistente.
!RING! El dispositivo de alarma indica que la cocción ha terminado.
- !Miren, amigos- dice Eusebio, indicando al cámara que se acerque todavía más-miren que rapidez de cocción gracias a su difusor circular y ahora….lo mejor… simplemente dando a este botón, conseguimos eliminar todas esas pequeñas partículas de aceite que se han adherido en las paredes.
-Por favor, Juancho- enfoca nuevamente el interior, que comprueben nuestros telespectadores que no hay ni trampa ni cartón.
El cámara vuelve a mostrar el interior, otra vez reluciente.
-!Qué les decía! Increíble, ¿verdad?...¿Si?.. un momento, me piden paso otra vez para publicidad. Enseguida volvemos y no olviden que el plato que cocinaremos merece la pena, no nos abandonen- se arrepintió al minuto de decirlo. Confiaba en que Lucia hubiera solventado el problema, no podía entender quien le había hecho una cosa así. Cierto que los cocineros con pocos ingredientes, hacen buenos platos, pero… eso… pensaba mientras esperaba la señal que indicase que estaban fuera de antena.
-Dime que lo has solucionado, dime que ha sido una broma, !coño!, Lucia, dime algo,..
Lucía no sabía por donde empezar:- Eusebio, lo siento, de verdad, lo siento, pero tienes que hacerlo… caprichos del nuevo director… Yo también me tengo que comer el marrón, así que…
El equipo de grabación, al completo, estaba tan atento a Lucia y Eusebio, que ni siquiera escucharon el motín protagonizado por el público asistente, por un mísero bocadillo y un poco de agua.
-!No lo voy a hacer Lucia!; no me lo puedo permitir … sabes como va la audiencia, solo me faltaba eso.
-Pero no puedes negarte, así que, !venga!, no me hagas comerme solita el marrón, que bastante tengo con lo que tengo. Ponte las pilas que volvemos en cuarenta y cinco segundos.
- Estoy hasta los cojones, ¿me oís? Hasta lo cojones-dijo alzando la voz y la mirada a la oficina del Director. -!Cojones! Tu niño, dame la puta receta.
-Venga, Eusebio, no te calientes, que sabes que no te compensa… Y moviéndose como una culebrilla entre la multitud de cables siguió diciendo: -Moveos, moveos que en quince segundos entramos-increpando al personal que no salía de su asombro.
Eusebio volvió a colocarse el gorro del que empezaba ya a estar harto y en el último segundo, esperando la señal de Lucia para entrar en antena, se lo quitó en un ataque de rebeldía infantil, y detrás fue el delantal publicitario que por contrato estaba obligado a llevar.
Todavía mientras Lucia bajaba la mano, le dio tiempo a decirse así mismo: Hazlo bien, aunque nunca lo hayas cocinado. Hizo un par de respiraciones profundas y con la sonrisa ya en su cara, recibió a los telespectadores.
-!Bienvenidos otra vez amigos! Y ahora por fin el momento esperado, he de decirles querido telespectadores que ha sido un placer contar con su presencia durante todas estas semanas.
Quería excusarse ante su público, por lo que se veía obligado a hacer, pero sólo le salieron palabras de agradecimiento.
-Bueno amigos, no quiero ponerme pesado… sólo puedo añadir. Vamos a pasar a los ingredientes. Para cocinar el siguiente plato necesitaremos:
-Una pizca de idea
-1/4 de verbos
-1/2 de sustantivos
- artículos y preposiciones al gusto
- un puñadito de sentido común
- Y por último unos dientes de ajo, y una pizca de perejil, como bien dice mi gran amigo Arguiñano.
Un murmullo creció entre el público asistente. Eusebio se propuso no oír nada y continuó.
- Una vez elegidos cuidadosamente todos los ingredientes, los mezclaremos de dos o tres días. Con la maceración conseguiremos una textura y consistencia completamente armoniosa, digna del mejor paladar, sin que los ingredientes pierdan sus cualidades propias.
A una señal de Lucia, el responsable de sonido desconectó el audio del público, que había dejado de murmurar, constituyendo un alboroto creciente.
Eusebio siguió….: -Y con estos sencillos ingredientes, cualquiera de ustedes, se puede convertir en un auténtico cocinero de palabras, con las que agasajar a sus invitados con odas, cuentos, relatos, !incluso novelas!
Lucía le indicó por el pinganillo que el tiempo de emisión se acababa. Atropelladamente puso fin al programa. Se despidió sin utilizar la coletilla televisiva "hasta el próximo programa".
Eusebio huyó del plató. Se encerró en su casa y descolgó el teléfono. Apagó el móvil e incluso desconectó la ADSL, no quería saber absolutamente nada, pero no pudo evitar que la asistenta encendiera la tele. Ahí estaba, en primer plano, sin gorro ni delantal… explicando como cocinar palabras al pil pil.



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