martes, 29 de marzo de 2011

EL LUSTRE DE LA PERLA

    Hace unos días no tenía ni idea de perlas, mejor dicho, no conocía más perlas que las majórica (¿quien no recuerda el viaje de fin de curso a Palma de Mallorca?), el caso es que estos días he descubierto alguna cosa más, por lo que tiene la vida de caprichosa y como no podía ser menos, he elaborado una teoría, que os dejo:
   Existen personas que son como ostras, y no por que se encierren en si mismos, o tengan su caparazón blindado, ni por que les guste el agua salada, si no por que son capaces de convertir algo que es nocivo para su organismo (llámese partícula de arena en las ostras reales, llámese momento chungo en las personas-ostras) en algo diferente y hermoso como una perla (en las ostras), un aprendizaje positivo (en mi teoría). Existen las ostras andantes, lo sé, las he visto.¿Y vosotros?
    P.D. El título de este post, es idéntico a un libro que me regaló hace tiempo una amiga, cuando descubrió que le gustaban las mujeres y con ello hizo otro descubrimiento, la literatura lesbiana, si es que se le puede poner títulos a la literatura. Vamos que no tiene nada que ver con la teoría. Como dice el dicho: "el saber no ocupa lugar", ahí queda.

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