miércoles, 16 de marzo de 2011

SURREALISMO

¡Abre los ojos!- me digo. No quiero, tengo sueño y además ¡Joder, no puedo¡. ¿Qué ocurre?. Me angustio, me asusto, corro el baño a tientas, busco agua para que limpie mis párpados, mis pestañas, procedo y sigo sin ver.....¡Alto¡ Solo el derecho es el perjudicado. El semblante se transforma: pánico, terror, y dentro de lo malo menos mal que veo por donde voy-pienso. Rápidamente me visto para ir al Hospital, allí solucionarán mi problema.

Cierro la puerta de mi casa para enfrentarme a una circulación loca, con merma en mis sentidos. Armándome de valor me incorporo al caudal automovilístico que circula camino a la gran ciudad. Respiro profundamente, no sé cuanto tiempo tardaré en salir de esta vorágine de ruedas y chasis.

Y es allí donde comienzo a ver de manera distinta a la que hasta ahora conocía apareciendo ante mi dos realidades: la del ojo izquierdo: real, palpable, perfectamente definida, agotada de perderse en la fila de coches interminables, sintiéndose sola al no hacer participe a su compañero de “visiones”, es decir, el ojo derecho.
El ojo izquierdo se siente solo, aunque también poderoso, es él el único que filtra la luz, no comparte la imagen con nadie más: ha descubierto que no necesita a su compañero para ver el mundo.

Y la del ojo derecho: en que soy una partícula de oxigeno que es transportada por el agua, buscando un Hidrógeno al que unirse para formar un trío que consiga alargar mi vida.
En este preciso instante, pasa uno a mi lado, mirándome con suficiencia y descaro, no me gusta, no es mi tipo, tengo mi criterio y no me vale cualquiera. Además hay muchos por lo que veo, acaba de pasar otro, tiene cara de agresivo, tampoco me gusta.

Advierto que solo han hecho falta un par de kilómetros para  darme cuenta de las dos realidades que forman el mundo: aquella que percibo a través de los sentidos y la otra más oculta que tan solo se muestra bajo situaciones especialisimas. Tan extraordinarias son las circunstancias que no siempre se dan y en mi caso, ha sido gracias a una conjuntivitis asesina como he dado con este lugar al que acudo cada vez con más frecuencia, dejando de lado lo que mi egoísta ojo izquierdo filtra.

Mi viaje al Hospital se convierte en una aventura, cerrando y abriendo los ojos alternativamente consigo no solo ver pasar los coches, si no también pasar los Hidrógenos que serán seleccionados para la orgía final

1 comentario

  1. Con tanto abrir y cerrar los ojos al final el tic puede ser mas problematico que el motivo de ir al hospital

    CON

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Maira Gall