Comienza la aventura...he recuperado la máquina de escribir con la que hacía los trabajos del instituto y mis primeras historias. ¡Nos hemos alegrado tanto de vernos!. Me ha recibido con su carro engrasado y teclas en una óptima presión, y yo con las lágrimas en las ojos, he comprobado su cinta y la he invitado a quedarse en casa.
Ahora las dos estamos en plena forma, preparadas para la próxima aventura que viviremos. Durará meses, ambas lo sabemos, y como buenas teatreras que somos, nos hemos puesto una fecha: el siete.
Como un Don Quijote moderno, llevando por escudo un folio y por lanza unos dedos que empiezan a recordar su velocidad de antaño, me enfrento a los demonios del papel en blanco y a las gigantes editoriales a base de adjetivos, sustantivos, verbos de todas clases, frases cortas, alguna que otra conjunción y un par de subordinadas; y unas uvas...por si emulo a J.Steinbek.
Estaré ausente mientras tanto...